El concepto de sellos automáticos de caucho tuvo sus inicios a finales del siglo XIX. En 1866, el ingeniero británico James Woodruff patentó un dispositivo que permitía la impresión automática de fechas. Su invención fue un precursor importante de los sellos automáticos que conocemos hoy en día.
Sin embargo, el desarrollo significativo de los sellos automáticos de caucho se atribuye a Frank S. Washburn. En 1898, Washburn patentó un mecanismo que permitía el avance y retroceso automáticos del sello después de cada impresión, evitando así que la tinta manchara otros documentos o superficies.
Esta invención revolucionó la eficiencia en entornos de oficina y negocios al ofrecer una manera rápida y ordenada de marcar documentos. Desde entonces, los sellos automáticos de caucho se han convertido en herramientas estándar en oficinas y entornos administrativos en todo el mundo. La combinación de la versatilidad del caucho para contener la tinta y los ingeniosos mecanismos de avance automático ha hecho que estos sellos sean una parte integral de la vida cotidiana en muchas áreas profesionales.